La Virgen de Guadalupe une la historia, la fe y las culturas, explica Teólogo  

En 2010, la tradición guadalupana fue reconocida como parte del patrimonio cultural inmaterial de México por la Secretaría de Cultura, que confirma la trascendencia de una devoción que no solo pertenece al ámbito religioso, sino a la identidad nacional, como explicó el Sacerdote Eduardo Chávez.

El nombre de la Virgen, Santa María de Guadalupe, tiene un origen que combina historia, cultura y espiritualidad. Según los testimonios de San Juan Diego y su tío Juan Bernardino, la Virgen se presentó con este nombre en 1531, lo que descarta que fuera impuesto por los españoles, explicó el Padre Eduardo Chávez, canónico y teólogo guadalupano.

“Hay muchas cosas que aclarar con la Virgen de Guadalupe, por supuesto, pero una de las cosas principales es su propio nombre. María de Guadalupe. Es tal cual, Santa María de Guadalupe… Es un error decir que ella no dijo Guadalupe, sino un nombre indígena huetzalupeo”, explicó el catedrático Eduardo.

La Basílica de Guadalupe recibe anualmente más de 10 millones de peregrinos, según cifras del Gobierno de la Ciudad de México, una muestra del fervor popular en México y otros países hacia la Virgen de Guadalupe. 

En el año 2022 asistieron cerca de 12.5 millones, mientras que en 2024 se estimó una afluencia de entre 12 y 12.1 millones de peregrinos, cifras que la consolidan como el santuario mariano más concurrido del mundo.

El nombre de Guadalupe también tiene un significado simbólico profundo. La parte “María” proviene de la tradición judía, mientras que “Guadalupe” tiene raíces árabes, asociadas a la cultura de la península ibérica. 

Según explicó el Padre Eduardo Chávez, esta combinación refleja la idea de unidad entre pueblos y culturas distintas, y muestra que la Virgen no es solamente madre de los mexicanos, sino de todos los pueblos, uniendo lo que históricamente estuvo separado.

“Cómo ella toma lo judío y lo árabe, que en aquel entonces en la península ibérica habían sido expulsados, o sea, además ella está tomando lo expulsado a los ojos humanos, pero nunca a los ojos de Dios. Es su identidad, lo judío y lo árabe. ¿Y qué está haciendo? Uniéndonos a todos como hermanos”, finalizó el Padre Eduardo.